En esta etapa se impulsa el desarrollo integral de los niños y niñas, fortaleciendo sus habilidades motrices, cognitivas, afectivas y sociales. Se acompaña de manera cercana cada proceso, respetando los ritmos individuales y fomentando la curiosidad natural. A través del juego, la exploración y la creatividad, se construyen experiencias significativas que estimulan el pensamiento crítico, la autonomía y la capacidad de convivir armónicamente.
Además, se cultivan hábitos y valores que preparan a los estudiantes para asumir nuevos retos. Todo ello en un ambiente alegre y confiado, inspirado en el carisma salesiano, donde cada niño crece feliz y seguro.